La Casa de Bernarda Alba (Adela) / Homenaje Guitarra Solo de
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La Fundación Federico García Lorca fue creada en 1984 como institución privada sin ánimo de lucro por Isabel García Lorca, una de las hermanas del poeta, y sus sobrinos, que donaron a esta Fundación todos los documentos que la familia tenía en ese momento, que conforman el verdadero núcleo del actual Archivo. A finales de junio de 2018, el legado de Lorca fue trasladado desde la Residencia de Estudiantes de Madrid, su antigua sede, al Centro Federico García Lorca, asumiendo su conservación y custodia.
A partir del 11 de mayo de 2020, el Legado de Federico García Lorca queda protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) según la resolución de la Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental, publicada en el BOJA n.88 de 11 de mayo de 2020 (página 236), para iniciar el procedimiento de inscripción del Legado dentro del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural.
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El Centro Federico García Lorca es una institución cultural dedicada a la investigación de la vida y obra del poeta granadino, así como a la difusión de su producción literaria. El principal objetivo que justificó su construcción fue preservar el legado del poeta desde la Fundación García Lorca, presidida por los herederos del poeta. También es un espacio expresamente diseñado para albergar todo tipo de manifestaciones artísticas contemporáneas. Cuenta con un auditorio, salas de exposiciones, oficinas y una biblioteca dotada de una cámara acorazada para guardar el material más valioso.
Su construcción comenzó en 2006, pero diferentes problemas retrasaron su inauguración hasta el 29 de julio de 2015. Los primeros documentos originales, unos doscientos de los 5.000 que componen el legado, llegaron por fin a Granada en marzo de 2018 en el marco de la exposición Una habitación propia, comisariada por Andrés Soria, que reconstruye los años que pasó el poeta en la Residencia de Estudiantes de Madrid. La exposición se inauguró el 23 de marzo de 2018. La Residencia de Estudiantes ha sido en realidad hasta ahora el lugar donde se ha conservado el inmenso archivo reunido por la fundación familiar.
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Escritor español, poeta y dramaturgo. De aspecto insólito, tenía unos ojos grandes y soñadores y una gran cabeza, un cuerpo torpe, pies planos y un andar rígido del que se lamentaba: “¡Ah, mi torpe andar!”. Tenía miedo de cruzar las calles porque no podía correr si se acercaba un coche a toda velocidad.
Hijo de un rico terrateniente andaluz y antiguo maestro de escuela, Lorca vivía felizmente en el campo andaluz. Le encantaba estar cerca de la naturaleza, lo que tuvo una gran influencia en sus futuros poemas, antes de que su familia se trasladara a Granada.
Desde la infancia, mostró talento para la música, la escritura y el dibujo. No fue un alumno muy aventajado y fue aborrecido por algunos profesores estirados, aunque alabado por los profesores que reconocían su talento. Su gran habilidad musical le dio la confianza para estudiar piano con el objetivo de tocar en el escenario de un concierto. Debido a la objeción de su padre, se vio obligado a estudiar la carrera de Derecho en Madrid.
Como estudiante, vivió en un albergue universitario. Muy popular, sus amigos se inclinaban hacia los intelectuales y los artistas, entre ellos Luis Buñuel, Salvador Dalí (con quien tuvo una relación amorosa malograda) y Rafael Alberti. En 1929-1930, visitó la costa este de Estados Unidos y la ciudad de Nueva York, donde presenció el crack de Wall Street. Su visita dio lugar a su volumen “Un poeta en Nueva York”. Concluyó su periplo con una visita a Cuba, donde fue bien recibido y pasó momentos felices.
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Los límites entre el contexto urbano histórico y la arquitectura contemporánea se difuminan ampliando el umbral mediante una dinámica construcción de hormigón visto. El edificio pone de manifiesto la dificultad de trabajar en los centros históricos, estableciendo una relación natural y continua con el centro histórico de Granada en diferentes escalas de intervención. En la planta baja, el edificio se funde con la Plaza de la Romanilla en un espacio continuo, un “Pasaje-Vestíbulo”. Los límites entre lo urbano y lo arquitectónico se desdibujan mediante un umbral ampliado que surge entre ambos espacios.
La propuesta geométrica evita construir un volumen, por lo que la fuerza de su imagen deriva de esculpir un vacío, el umbral que conecta el espacio urbano con el edificio. Así, la entrada principal se convierte en una gran entrada donde la luz y la sombra son la interfaz principal de un espacio tridimensional lleno de relaciones espaciales.
El edificio es una exitosa inserción urbana desde su concepto estructural. Una búsqueda de la construcción de una planta abierta, donde todos los elementos de soporte permanecen alrededor del perímetro de la parcela. La estructura y la geometría van de la mano, y el hormigón no se utiliza simplemente como elemento de soporte, sino como material principal de acabado.
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